El 2 de diciembre, la Unesco declaró a la marimba,
cantos y danzas tradicionales de la Región del Pacífico Sur Colombiano y la provincia
de Esmeraldas de Ecuador, como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
La
candidatura binacional fue incluida en la lista por parte del Comité
intergubernamental para la salvaguardia del Patrimonio Cultural inmaterial,
reunido en Windhoek, Namibia con la aprobación de varias comunidades
involucradas con la marimba y el acuerdo entre los Ministerios de Cultura de
ambos países decidieron postular conjuntamente la candidatura para la mención
de origen africano con forma de xilófono, este instrumento entraría en la
tercera declaratoria de un patrimonio inmaterial ecuatoriano, luego de la
lengua zápara en 2008 y la técnica de elaboración del sombrero de paja toquilla
en 2012.
Guillermo Ayoví, conocido en el mundo artístico como "Papá Roncón", es un importante representante de la marimba. En 2011 recibió el
Premio Eugenio Espejo, por parte del Gobierno Nacional, por su trayectoria como
difusor de la cultura afro; fue el fundador de la escuela La Catanga y ha sido
embajador musical en países como Francia, Japón, Corea y EE.UU. La declaratoria
coincide con el primer año del decenio afrodescendiente, cuyo período fue
dispuesto por la Unesco entre 2015 y 2025.
La música de marimba se toca con un xilófono de
madera de palma, equipado con tubos resonadores de bambú, y se acompaña con
sones de tambores y maracas. Este elemento del patrimonio cultural inmaterial
está profundamente arraigado en las familias, así como en las actividades de la
vida diaria.
Fomentan la integración a
nivel familiar y colectivo, gracias a prácticas ancestrales que fortalecen el
sentimiento de pertenencia a un grupo humano específico vinculado a un
territorio y un pasado histórico comunes.
La marimba ha sido representada por los descendientes
africanos con poemas y relatos en cantos y bailes, donde su cuerpo acompaña con
movimientos rítmicos los significados de sus letras para actividades de ritos,
actos religiosos, para celebrar la vida; los santos y difuntos también hacen
parte de sus significantes ritos.
De acuerdo con la Unesco, las personas de mayor edad
de la comunidad desempeñan el papel esencial de transmisores de las leyendas y
narraciones de la tradición oral a las generaciones más jóvenes, mientras que
los profesores de música supervisan la transmisión de los conocimientos
musicales.
"La cultura eso que, en la muerte, continúa siendo la vida"
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